viernes, 19 de diciembre de 2008

La difícil tarea de hablar de sexualidad

Ésta es una temática cada vez mas importante de abordar pues, estudios en Chile muestran que el 33% de los adolescentes empieza su actividad sexual entre los 15 y los 18 años, y un 31% la tiene desde los 15 años o menos. Aquí algunas sugerencias que puedan facilitar las cosas.
Es muy importante darles la oportunidad a los jóvenes de hablar de sexualidad cuando ellos lo necesiten, no cuando uno como adulto lo decida. Para ello es importante mantener una comunicación cercana desde la niñez .Estar alerta de lo que los hijos están requiriendo conversar.

A veces, los niños o jóvenes que no preguntan, se están ahogando en dudas, incluso pueden estar siendo expuestos a un abuso sexual. La primera herramienta para combatir el abuso sexual es: la educación sexual y esa responsabilidad de los padres.

El sólo hecho de no estar hablando de sexualidad con los hijos es ya una forma de educación sexual. Durante mucho tiempo hubo la idea de esperar a que fueran los hijos quienes hicieran las primeras preguntas para comenzar a darles educación sexual; hoy se plantea que, los padres abran ese espacio de conversación, como parte de la educación.

Es recomendable buscar las palabras más sencillas para explicar el tema. Tener libros de sexualidad en la casa familiariza y facilita aprender a hablar con naturalidad. Leer libros dirigidos a niños o adolescentes favorece que los adultos conozcan el lenguaje apropiado para llegar de manera más fácil a los hijos. Primero es necesario leer para despejar y discutir las dudas en pareja. Luego, ésta puede ser una actividad que se realice con cada hijo por separado, según su edad y necesidades personales respecto del tema, porque a menudo se requiere privacidad.

Si sólo se gratifica a los hijos cuando hablan de otros temas que no sea el sexual, entonces se le está enseñando que es válido hablar de todo menos de sexualidad. O lo que es peor, los hijos pueden interpretar que, es tan feo o tan sucio, todo lo que tiene que ver con la sexualidad que, por eso, no hay que hablarlo. Esto no impedirá que tengan la experiencia, pero quizás sí les faltará responsabilidad y los conocimientos adecuados. Las personas que tienen autoaceptación, autorespeto y autoconfianza suelen ser aquellas que hacían preguntas y se les respondía; esto les ayudó a tener conocimiento, confianza e ir formando su propio criterio.

Si el tema provoca pudor o como padres les es difícil hablarlo es conveniente que los hijos lo sepan. Esta es una instancia para conocerse mutuamente, por ello es recomendable que, los hijos adolescentes sepan algunas de las dificultades de los padres en estas áreas y la educación sexual que estos recibieron. Sin perder la noción de que se le contará al hijo lo que es necesario para su edad, no se trata de una conversación de amigos.

Es importante decir siempre la verdad. Si no se sabe es fundamental informarse. Muchos padres temen no saber dar respuesta a los cuestionamientos que les hacen. Los hijos saben diferenciar bien, cuándo se está ocultando información y cuándo, de veras no se sabe la respuesta. Puede ser muy nutritivo buscar información juntos. Esta es una manera de ir conociendo en qué está el hijo, que precisa saber, qué lo tiene asustado o confundido, qué teme preguntar. Es fundamental entregar la información que le hace falta al hijo en ese momento, no saturar de conocimientos; hay que ser perceptivo y entregar lo que él está solicitando y necesitando.

Viviana Sosman, psicóloga de la Universidad Diego Portales, especialista en adolescentes.

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